Hoy les presentamos varias obras en Londres. Desde el toro alado de Michael Rakowitz hasta la última oportunidad de columpiarse en la Tate Modern.
La exposición de obras en Trafalgar Square
La escultura de Michael Rakowitz, The Invisible Enemy Should Not Exist (El Enemigo Invisible No Debería Existir), fue develada la semana pasada en Trafalgar Square como la comisión final para el Cuarto Baseboard (hasta marzo de 2020).
La obra recrea un toro asirio alado con cabeza humana, conocido como el lamassu. Este fue creado en la antigua ciudad mesopotámica de Nínive en el 700 a.C., pero destruido por el Estado islámico en 2015. Lleva lo que el artista ha llamado una “armadura” de cajas de jarabe de dátiles. Rakowitz ha trabajado con estas cajas durante muchos años y que identifica como símbolo del pueblo iraquí y de los refugiados.
Dijo que las fechas son para Irak lo que los cigarros son para Cuba. “La recuperación de las cajas de jarabe de dátiles en esta obra hace presente los desastres humanos, económicos y ecológicos causados por las guerras en Irak y sus consecuencias”, dijo en un discurso justo antes de que la escultura fuera revelada. “La reconstrucción del lamassu, situado en el Cuarto Basamento, permite una apariencia que persigue a Trafalgar Square. Estamos en un momento en que somostestigos de una migración masiva de personas que huyen de Irak y Siria.
El Museo Tate Modern
Modigliani, que termino este fin de semana (hasta el 2 de abril) en la Tate Modern, incluía el mayor grupo de desnudos del artista jamás visto en el Reino Unido. Entre las 12 obras están Desnudo sentado (1917), cedida por el Museo Real de Bellas Artes de Amberes. También encontramos el Desnudo femenino (alrededor de 1916) de la Galería Courtauld. Esta última obra fue incluida en una exposición de obras del artista italiano en 1917. Estas estaban expuestas en la Galería Berthe Weill de París. Esta última fue cerrada por la policía por indecencia. Otro aspecto importante de la exposición es el nuevo énfasis en la práctica escultórica del artista. “Al principio de su carrera, Modigliani se presentó como escultor más que como pintor”, explica la co-curadora Nancy Ireson. “Reuniendo nueve de sus cabezas de piedra revela las grandes ambiciones de Modigliani para su trabajo en tres dimensiones.” Las técnicas de escultura reflejan la influencia de su amigo, el escultor rumano Constantin Brancusi, y los artefactos egipcios, angkorianos y africanos que encontró en los museos, añade.
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